lunes, 12 de diciembre de 2011

Las invasiones bárbaras-01


Aprovechando la debilidad del imperio romano, muchos pueblos germánicos fueron emigrando desde el siglo III ocupando diferentes asentamientos en el imperio a veces con el consentimiento romano y en otras con pactos o tratados. Finalmente, en el año 476 Odoacro conquistó Roma poniendo fin al Imperio. Tras años de desconcierto el imperio se desmorona en el año 451 cuando es destronado el último emperador, un niño de 10 años, Rómulo Augusto.

El imperio da paso a diferentes reinos, según las tribus dominantes en cada región: los anglos y sajones en Gran Bretaña, los burgundios y los francos en la Galia y los suevos, vándalos y alanos en Hispania.

Las invasiones continuaron en oleadas periódicas hasta el siglo XI.



Organización social y política

En los pueblos germánicos ejercía el poder una aristocracia guerrera a través de una monarquía electiva que con el tiempo se transformó en hereditaria.

Los nobles o jefes militares se apropiaron de las mejores tierras de cultivo y se convirtieron en terratenientes.

Los germanos en principio intentaron mantener sus tradiciones, pero dado que eran una población muy minoritaria fueron asimilando las costumbres, las normas jurídicas, la religión, los sistemas administrativos, imperantes en la sociedad romana.

La Iglesia (el Papa, los obispos, los monasterios) contribuyeron a educar a esta nueva sociedad y a conservar la cultura antigua.


Lucha contra Bizancio

El imperio Bizantino intentó recuperar las tierras perdidas de occidente, pero los pueblos germánicos se opusieron a los intentos de conquista de los emperadores de Constantinopla. El reino ostrogodo de Italia, con Teodorico encabezó la oposición a los bizantinos.

La iglesia romana prefirió aliarse con los francos y alejarse de la relación con la iglesia oriental.


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