lunes, 12 de diciembre de 2011

Introducción



Pese a que la península Ibérica presenta a lo largo de la Edad Media una estructura política pluralista, consecuencia directa del proceso reconquistador que dio lugar al nacimiento de las grandes unidades político-territoriales que conforman la nación hispánica -Corona de Castilla, Corona de Aragón, Navarra y Portugal-, es posible adivinar determinados rasgos comunes que justifican una individualización del Medievo hispánico en el conjunto del Medievo Occidental.

Entre los rasgos que permiten una concepción unitaria del Medievo hispánico hay que señalar:

-           En primer lugar, el marco geográfico, ya que, sin caer en determinismos geográficos ya superados, no cabe duda de que tuvo un papel determinante en la expansión y posterior ocupación del territorio por los musulmanes.

-          En segundo lugar, no debe dejarse caer en el olvido la existencia en tiempos medievales de una cierta conciencia de que Hispania constituía una unidad, lo que se expresa de forma inequívoca en algunas crónicas altomedievales y, más tarde, en la literatura popular y culta de los reinos hispanocristianos, en particular desde el siglo XII. Incluso desde fuera de la península Ibérica se concebía a los reinos hispanos como una unidad, lo que tiene su más patente expresión en la frecuencia con la que las fuentes bajomedievales europeas se refieren a la "nación española" e identifican a sus pobladores como "hispani". De este modo, la disgregación producida con ocasión de la conquista musulmana no significa la ausencia de una concepción unitaria de la historia medieval de la península Ibérica, de forma que del mismo modo que se habla de una Francia, una Inglaterra o una Italia medievales, puede también hablarse de una España medieval.

-          Entre los factores que de una manera más destacada contribuyeron a dotar a la historia del Medievo hispánico de una mayor cohesión interna, y a singularizarla en el conjunto de la historia medieval europea, hay que señalar, sin duda alguna, el fenómeno de la Reconquista y sus consecuencias, entre las que tiene una singular relevancia el proceso de repoblación consiguiente. De este modo, la recuperación de los territorios hispanos ocupados por el Islam constituye el auténtico eje vertebrador de la Edad Media peninsular, afirmación ésta en la que coinciden más las diversas escuelas historiográficas. No obstante, no cabe tampoco ninguna duda de que, pese a su singularidad, la historia medieval hispana debe ser encuadrada en el marco más amplio de la historia europea occidental, en la que, como ya antes se afirmaba, se encuentra plenamente integrada, al menos desde comienzos del siglo XI.

Periodización general

-          Inicio. Las peculiaridades en el desarrollo histórico de la península Ibérica, a las que se viene haciendo referencia, condicionan la periodización del Medievo hispano. Desde hace ya unos decenios, y sin duda por influencia de la tesis de Henri Pirenne, numerosos medievalistas coinciden en fijar el inicio de la Edad Media hispánica en la ocupación musulmana de la península, argumentando para ello el profundo corte que supuso en el proceso histórico hispano. En esta misma línea, en la mayor parte de las síntesis sobre la Edad Media hispana, el período visigodo es excluido, o es incorporado como un preámbulo o introducción a la historia medieval, haciendo las veces de epílogo a la Hispania romana.

En cualquier caso, no hay que perder de vista que la Edad Media hispánica, como la Edad Media europea en su conjunto, es el resultado de la fusión de tres elementos, tradición romana, germanismo y cristianismo, a los que en el caso de la península Ibérica habría que añadir uno más de extraordinaria importancia, el Islam, fundamental para la comprensión de la historia y la civilización hispanas medievales. Por este motivo, parece fuera de toda duda que la etapa visigoda, como depositaria del legado romano germánico, debe ser considerada como una fase de transición entre la Antigüedad y el Medievo y, en todo caso, como necesario preámbulo en toda exposición de conjunto sobre la Edad Media hispana.

-          El final de la Edad Media hispánica la podemos situar en el año 1492, fecha de especial significación en el proceso histórico español por la ocupación del último reducto musulmán en la península, el Reino Nazarí de Granada, por el descubrimiento del Nuevo Mundo y la expulsión de los judíos de los reinos hispánicos. Hechos acaecidos bajo el reinado de los Reyes Católicos (1474), época en la que se yuxtaponen rasgos medievales y modernos y en la que, por tanto, confluyen los intereses de medievalistas y modernistas

Periodización interna

En cuanto a la periodización interna, lo más acertado es aplicar a la Edad Media hispánica criterios idénticos a los de la historia europea en su conjunto, en cuyo marco se inscribe plenamente; de este modo, se estructuraría en tres grandes períodos:

-          Primer periodo, siglos V al XI. Se corresponde con la Alta Edad Media europea, se subdividiría, a su vez, en dos etapas diferenciadas:

- Siglos V–VII: etapa de transición de la Antigüedad al Medievo, coincidiendo con el dominio visigodo.

- Siglos VIII–XI: etapa de Alta Edad Media, propiamente dicha, que se extendería desde la conquista de la península por los musulmanes, año 711, hasta la caída del Califato de Córdoba, a principios del segundo tercio del siglo XI (1035). Frente al dominio hegemónico musulmán, los incipientes núcleos de resistencia del norte peninsular se consolidaron paulatinamente como reinos y condados.

-          Segundo período, siglos XI al XIII. Corresponde a la Plena Edad Media europea (XI al XIII). Coincidiendo con una expansión general de la civilización europea occidental, los reinos hispanocristianos iniciaron un avance impetuoso hacia el sur de la península, que coincide cronológicamente con otras líneas de expansión de la Cristiandad (Cruzadas o la Marcha alemana hacia el Este), que les permitió la ocupación territorial de la mayor parte de la España musulmana, con excepción del reino nazarí de Granada.

La Corona de Aragón, que completó la empresa reconquistadora con la ocupación de Mallorca e Ibiza (1229-1235) y del reino de Valencia (123 8-1245), volcó sus energías en una empresa de expansión política y mercantil en el Mediterráneo.

Es también en este período cuando se produce la apertura de los reinos peninsulares a las influencias político-institucionales y culturales ultrapirenaicas, y cuando pueden observarse en la península los primeros síntomas del renacimiento de las ciudades y de la reactivación de la vida económica, así como de un incipiente cambio social. 

 -          Tercer período, siglos XIV al XV. se corresponde con la Baja Edad Media europea (XIV y XV). En él los reinos hispánicos conocieron también la crisis común a todo el Occidente bajomedieval; junto al agotamiento del ideal de Reconquista, una profunda crisis de todo orden (demográfico, económico, social) se apoderó de los reinos hispánicos por espacio de siglo y medio, siendo la característica más sobresaliente de esta etapa el enfrentamiento entre una monarquía debilitada y una nobleza en auge. Por este motivo, es habitual que las más modernas exposiciones de conjunto sobre la Edad Media hispánica analicen las dos últimas centurias en el marco de la crisis europea bajomedieval.

La recuperación que se inicia a mediados del siglo XV deja entrever, como en el resto de la Europa occidental, el inicio de una etapa de tránsito hacia la Modernidad.

En último término, el legado de la Edad Media tiene su reflejo en múltiples rasgos de la Modernidad española: así, la expansión española del siglo XVI en Europa y en el norte de África no puede explicarse sin tener en cuenta la perduración de la tensión bélica a que dio lugar la empresa reconquistadora; desde un punto de vista institucional, no cabe ninguna duda acerca de la perduración de los modelos de la España de los siglos XIV y XV en la América hispana; y, por último, los problemas de índole social y religiosa que surgen en la España de la Baja Edad Media en relación con judíos y mudéjares tuvieron su continuidad en época Moderna en los "problemas" converso y morisco.




1 comentario:

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